Oriol Junqueras i Vies
(Barcelona, 11 de abril de 1969, Aries) tiene aspecto de camionero de la ruta
Irún-La Jonquera, con todo mi respeto a los camioneros, que conforman un gremio
muy sufrido y muy nuestro. Sin embargo, ahí donde lo vemos con su párpado
caído, su barba rala y sus morros bembones, es un intelectual de raza, hijo de
profesor de instituto y enfermera, historiador experto en economía y autor de
libros diversos.
No obstante, algún
camionero debe de haber en su genealogía, porque Oriol Junqueras dice lo que le
sale del calsot y no se anda con remilgos de erudito prudente y apocado. Él
quiere la independencia de Cataluña, que para algo es el presidente de ERC,
pero seguro que tampoco se opondría a exigir la independencia de San Vicente
dels Horts, el pueblo del que es alcalde, o del barrio del Eixample, donde
tiene su sede Esquerra. Una y otra vez desde que ocupa un cargo político ha
declarado que está a favor de quien quiera pedir la independencia. Yo le veo
protagonizando el próximo anuncio de IKEA, el del felpudo con la leyenda de “la
república independiente de tu casa”, montando una frontera Gronhölm con una
llave allen en el jardín y exiliando a esos cuñados palizas que un sábado a las
dos de la mañana te piden que saques un chupito de algo.
Oriol Junqueras ha proclamado
en perfecto catalán que apoya la desobediencia civil en el caso de que la
consulta independentista en Cataluña sea definitivamente declarada
inconstitucional. Y a mí me parece maravilloso que por fin un político apoye
esa opción. Lo que me enoja es que lo haya hecho ahora y solo para referirse a
la dichosa consulta, porque en esta España suya y mía llevamos años sufriendo
felonías más merecedoras de la desobediencia que la prohibición de un
referéndum por la autodeterminación. Y esa parcialidad de Oriol Junqueras es la
que me lleva a pensar que ya es más político profesional que intelectual
ilustrado, y que como muchos políticos españoles, de cada una de las diecisiete
autonomías, busca más el interés propio que el de aquellos a quienes
representa.
Yo creo que Oriol
Junqueras debería ser el primero en desobedecer dejando su partido y haciéndose
camionero. Que coloque una Moreneta en el salpicadero, decore la cabina con
unos afiches de revistas guarras, ponga una estelada en el retrovisor y recorra
España proclamando la anarquía, el amor libre y la multiplicación de fronteras.
Y una vez alcanzado el sueño de la independencia masiva, que se meta de hostias
con los onubenses cuando le tiren las fresas, cuele a sin papeles extremeños en
los bajos y contrabandee con tabaco, plutonio y vacunas de la varicela en
Madrid, pero cobrando el 3%, eso sí.
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