viernes, 12 de septiembre de 2014

Oriol Junqueras


Oriol Junqueras i Vies (Barcelona, 11 de abril de 1969, Aries) tiene aspecto de camionero de la ruta Irún-La Jonquera, con todo mi respeto a los camioneros, que conforman un gremio muy sufrido y muy nuestro. Sin embargo, ahí donde lo vemos con su párpado caído, su barba rala y sus morros bembones, es un intelectual de raza, hijo de profesor de instituto y enfermera, historiador experto en economía y autor de libros diversos.

No obstante, algún camionero debe de haber en su genealogía, porque Oriol Junqueras dice lo que le sale del calsot y no se anda con remilgos de erudito prudente y apocado. Él quiere la independencia de Cataluña, que para algo es el presidente de ERC, pero seguro que tampoco se opondría a exigir la independencia de San Vicente dels Horts, el pueblo del que es alcalde, o del barrio del Eixample, donde tiene su sede Esquerra. Una y otra vez desde que ocupa un cargo político ha declarado que está a favor de quien quiera pedir la independencia. Yo le veo protagonizando el próximo anuncio de IKEA, el del felpudo con la leyenda de “la república independiente de tu casa”, montando una frontera Gronhölm con una llave allen en el jardín y exiliando a esos cuñados palizas que un sábado a las dos de la mañana te piden que saques un chupito de algo.

Oriol Junqueras ha proclamado en perfecto catalán que apoya la desobediencia civil en el caso de que la consulta independentista en Cataluña sea definitivamente declarada inconstitucional. Y a mí me parece maravilloso que por fin un político apoye esa opción. Lo que me enoja es que lo haya hecho ahora y solo para referirse a la dichosa consulta, porque en esta España suya y mía llevamos años sufriendo felonías más merecedoras de la desobediencia que la prohibición de un referéndum por la autodeterminación. Y esa parcialidad de Oriol Junqueras es la que me lleva a pensar que ya es más político profesional que intelectual ilustrado, y que como muchos políticos españoles, de cada una de las diecisiete autonomías, busca más el interés propio que el de aquellos a quienes representa.


Yo creo que Oriol Junqueras debería ser el primero en desobedecer dejando su partido y haciéndose camionero. Que coloque una Moreneta en el salpicadero, decore la cabina con unos afiches de revistas guarras, ponga una estelada en el retrovisor y recorra España proclamando la anarquía, el amor libre y la multiplicación de fronteras. Y una vez alcanzado el sueño de la independencia masiva, que se meta de hostias con los onubenses cuando le tiren las fresas, cuele a sin papeles extremeños en los bajos y contrabandee con tabaco, plutonio y vacunas de la varicela en Madrid, pero cobrando el 3%, eso sí.

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