miércoles, 3 de septiembre de 2014

Jennifer Lawrence


Jennifer Lawrence (Kentucky, 15 de agosto de 1990, Leo) tiene cara de muñequita Nancy, esa que de niño le cogíamos a la hermana para quitarle el canesú y verle las vergüenzas, esperando descubrir algo más que el decepcionante bajorrelieve de plástico que finalmente encontrábamos.

Jennifer Lawrence tiene aspecto de yanqui sanota y bien criada, con esas caderas feraces de hembra de otra época, cuando la anorexia no estaba de moda entre niñas, diseñadores, marcas de ropa y fotógrafos. La actriz lleva luciendo sus curvas en el cine desde el 2008, cuando recibió el premio a la mejor actriz revelación en el Festival de Venecia, pero ha sido en la reciente filtración de sus fotos privadas cuando más completamente la hemos visto.

En la gran pantalla impresionaban sus voluptuosos labios y sus grandes ojos azules, aunque los escotes generosos que luce en las alfombras rojas ya presagiaban una anatomía exuberante. Una anatomía de la que al parecer estaba lo bastante orgullosa como para fotografiarla con su móvil en repetidas ocasiones; retratos que guardaba en la nube sin la protección adecuada, para suerte del género masculino, rijoso perdido ante este lúbrico wikileaks.

Supongo que ese orgullo tan típico de las estrellas es lo que ha propiciado la debacle onanista en las redes sociales, porque solo un ego tan notorio como sus físicos llevaría a alguien a fotografiarse una y otra vez en el baño, en el dormitorio, frente al espejo… Total, que medio mundo ha podido contemplar el cuerpo de la actriz sin la mano de pintura que le echaron en una de sus pelis del verano, X-Men, días del futuro pasado.


Confieso que desde que viera estas fotos íntimas me he hecho más fan de la enésima guapa que nos vende Hollywood, y también confieso que la industria cinematográfica convencional ha ganado una estrella en la medida en que la ha perdido el porno, porque visto lo visto, Jennifer Lawrence apunta maneras. Es probable que a la actriz no le gustara esta última afirmación mía, como tampoco le ha gustado que sus intimidades salgan a la luz, a pesar del exhibicionismo que caracteriza a su gremio por naturaleza y necesidad. La muchacha ya ha tomado medidas. Su público masculino también.

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